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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto y biografía:  es.wikipedia.org

 

 

MARÍA TERESA SÁNCHEZ

 

( León, Nicaragua – 1918-1994 )

 

 

 

María Teresa Sánchez fue una poetisa, narradora, pintora, escultora y promotora cultural nicaragüense nacida el 15 de octubre de 1918 en León. Además, fue cofundadora del Círculo de Letras “Nuevos Horizontes” en los años 40; siendo elogiada por Carlos Fonseca, debido a su carácter 'abierto a todas las tendencias ideológicas' y Daisy Zamora debido a que “fue la primera mujer nicaragüense que, además de contar con su propia obra, se convirtió en promotora cultural propiamente dicho”.

 

Ha sido “la primera mujer de letras que ha tenido Nicaragua y su importancia ha sido grande como promotora de la cultura nicaragüense”, según Ernesto Cardenal, y “comparte la supremacía poética centroamericana con Claudia Lars y Clementina Suárez” para el poeta Luis Alberto Cabrales.

 

Su obra poética inició con incertidumbre en Sombras (1941) y en Oasis (1943), se apropió de vertientes ajenas en Canción de los caminos (1949) y maduró hacia una interioridad en Canto amargo (1948) y Poemas de la tarde (1964); siendo su último poemario Poemas agradeciendo a Dios (1966).

 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL  -  TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

POESÍA NICARAGUENSE . [Edición al cuidado de  Paola Yánez. Caracas: Ministerio del Poder Popular para la Cultura / El Perro y la Rana, 2007.  209 p.  ISBN 980-396-100-4   Ex./Ej.. bibl. Antonio Miranda

 

Tentativa

En el río que brota sus raudales
pongo mi corazón estremecido.
Pongo en los mares,
y en el acento de las tempestades,
pongo mis latidos.

Pongo la sangre
en las horas violentas del verano
y en noche de luciérnagas henchidas
cuando se siente palpitar la vida,
pongo también mi sangre.

Al alba pongo también el ensueño a mis ojos
y forjo cuentos al amor del día,
donde un hombre de bello y dulce rostro
logre curarme la melancolía.

Mas mi esperanza es vana si no pongo
—en tanto el tiempo mi querer depura—
piedad y amor sobre las cosas
y sobre el cáliz muerto de las rosas
un poco de ternura.

Piedad desde el crepúsculo hasta el alba,
amor al cuerpo, 
¡y comprensión al alma!

 

Los hijos de Dios no tienen techo

Los hijos de Dios no tienen techo
y hambrientos, deambulan como espectros;
y tienen sed, y no hallan sombra para su sol.
Sobre ellos se ensaña la soberbia
de pequeños, humanos dioses despóticos,
que con sus estrépitos rompen la armonía
del viento.

Sembrad, pues, de trigo los desiertos,
endulzad el agua de los mares;
aplacad la ira de Dios:
aquel que ha construido el mundo,
puede destruirlo.

 

Me iré a verte

La lluvia, la interminable lluvia
cae lánguidamente.
… Me iré a verte.
Y tú marchas en pos de otra aventura
que mi pecho presiente.

… Me iré a verte.
He de hacer mi mortaja de esta lluvia
tejida con los oros de occidente.
… Me iré a verte.
Si tu amor conociera mi amargura,
honda como la muerte.
… Me iré sin verte.
Entre la lluvia tenue, entre la bruma,
me iré sin verte.
  

  

TEXTOS EM PORTUGUÊS

                                                      Tradução de ANTONIO MIRANDA  

Intento

No rio que brota seus córregos
ponho meu coração estremecido.
Ponho nos mares,
e no acento das tempestades,
ponho meus sentidos.

Ponho o sanure
nas horas violentas do verão
e vagalumes em noites preenchidas
quando se sente palpitar a vida,
ponho também meu sangue.

Na alvorada ponho também  o devaneio em meus olhos
e forjo contos ao amor do dia,
onde um homem de belo e meigo rosto
logre curar-me aa melancolia.

Mas a minha esperança é vã se não ponho
—enquanto o tempo meu querer depura—
piedade e amor sobre as coisas
e sobre o cálice morto das rosas
um pouco de ternura.

Piedade desde o crepúsculo até a alvorada,
amor ao corpo, e compreensão à alma!

 

Os hijos de Deus não têm teto

Os filhos de Drus não têm teto
e famintos, deambulam como espectros;
e têm sede, e não acham sombra para o seu sol.
Sobre eles se eleva a soberba
de pequenos, humanos deuses despóticos,
que com seus estrépitos rompem a harmonia
do vento.

Semeai, portanto, de trigo os desertos,
adoçai a água dos mares;
aplacai a ira de Deus:
aquele que construiu o mundo,
pode destruí-lo.

      

Vou para ver-te

A chuva, a interminável  chuva
cai languidamente.
… Vou para ver-te.
E tu segues em busca de outra aventura
que o meu peito pressente.

… Vou para ver-te.
Hei de fazer minha mortalha desta chuva
tecida com o ouro do ocidente.
… Vou para ver-te.
Se o teu amor conhecesse minha amargura,
profunda como a morte.
… Voltarei sem ver-te.
Entre a chuvia tênue, entre a bruma,
voltarei sem ver-te.

 

*

 

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Página publicada em julho de 2021


 

 

 
 
 
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